Quiénes somos

Anawin ofrece un espacio y actividades para la práctica de la meditación a personas de distintas sensibilidades, que convergen en la búsqueda de un camino espiritual. Se trata de una búsqueda interior que no se limita a los momentos de meditación, sino que abarca todos los ámbitos de nuestra vida.

Se pretende ofrecer una ayuda a la creciente demanda de personas que se sienten insatisfechas e incompletas consigo mismas y en la sociedad actual.

Sobre nosotros

Anawin no es una improvisación. Es consecuencia lógica de una experiencia espiritual vivida durante más de 30 años. Hemos ido creciendo, madurando y renovándonos, hasta estar en un momento en el que contamos con una práctica diaria de meditación comunitaria, durante todos los días del año.

Compartimos una visión integradora, convencidos de que todas las tradiciones religiosas contienen valores y sabiduría que enriquecen el camino espiritual y contemplativo. Bien es verdad, que la mayoría de los componentes de Anawin provienen de la tradición cristiana.

No existe la posibilidad de discriminación en el ámbito auténticamente espiritual. No importan tanto las creencias, como las vivencias de personas comprometidas en el caminar.

Anawin no pretende ofrecer un camino definido y concreto, sino que respeta los ritmos y peculiaridades de cada uno de los caminantes desde la autenticidad y honestidad de sus planteamientos.

La búsqueda espiritual está unida a la práctica comunitaria y a la vivencia de la fraternidad en el interior de la comunidad. Es más, esta vivencia es un signo distintivo de la calidad y maduración de los participantes.

Esta búsqueda espiritual, conlleva pararse, el silencio interior y una actitud abierta, fraterna y de aceptación de la realidad. Aceptar las personas y las cosas "tal como son", es una premisa básica de nuestro camino.

Compartimos la búsqueda de nuestro yo profundo, nuestro yo sagrado, nuestro yo universal y cósmico, de nuestra verdadera esencia de dimensión espiritual y trascendente. En consecuencia, nos sentimos unidos al gran movimiento espiritual universal, que se identifica por los mismos rasgos de búsqueda interior y de vivencia de la fraternidad humana.


José Cruz Igartua, Elgoibar 1947

Inspirador de esta iniciativa espiritual, inició su práctica meditativa en el año 1974. Su trayectoria ha atraído a muchas personas, las cuales se han vinculado a este camino, en Madrid desde 1985 y más recientemente en Elgoibar desde 2017, en “La Escuela del Silencio”. Se inició en la escuela de Karlfried Graf Dürckheim con Jacques Castermane y es seguidor de Willigis Jäger y discípulo y colaborador de Carmen Monske, ambos maestros Zen.