HACIA QUÉ FUTURO NOS EMPUJA EL PRESENTE EN EL QUE ESTAMOS

Todo lo que antes nos daba seguridad, orientación, claridad, valores permanentes, etc.. se nos han ido; casi nos hemos quedado sin mucho de todo aquello.

Lo que antes nos sostenía, se nos ha caído. Lo que antes estaba controlado, ahora, está a disposición de los que sea.

Pero, también es verdad que tenemos agarraderos más profundos y de mayor calidad humana que antes.

Nada, ni nadie nos “sacará las castañas del fuego”, es verdad. Pero, podemos contar con medios sobrados que nos puedan ayudar a salir airosos

Porque somos capaces. Aunque todo dependerá de nosotros. Contamos con más capacidades que antes. Aunque nosotros somos los responsables de saber utilizarlas.

LO NUNCA VISTO Y OÍDO, A LA VEZ

Porque en este momento en el que estamos, se nos está proponiendo:

  1. La posibilidad de ser adultos, mayores de edad

Antes, ser niño suponía: obedecer, callar, no atreverse a proponer algo distinto. No inmiscuirse en las conversaciones de los mayores. El escuchar algunas veces: “No estás jugando con niños como tú”.

Ahora: hay una tendencia a la autoestima del niño y del adulto: “eres tú”; “depende de ti”; “déjate llevar por lo que sientes”; “tú, sin miedo”; “es interesante lo que propones”.

  1. La posibilidad de acertar a la hora de mirar: lo que hay y lo que se mueve.

Hoy se respira: “No necesitas que nadie te diga”; “la información la tienes delante de ti”. “Todo te grita: ¡aquí estoy!

Hay un gran convencimiento de que, ante lo que nos rodea, podemos recordar: la cara( la realidad) es el espejo del alma.

  1. La posibilidad de aprovechar toda la Luz que emerge de las fuentes mundiales de Sabiduría.

“Todo puede valer”. “Lo que a ti no se te ocurre, a otro se le puede revelar”. “Puedes aprender”. “Lo importante no es lo que lees, sino lo que miras”. “Y lo importante es, sobre todo, cómo miras”.

  1. La posibilidad de lanzarnos a crear y programar siempre algo nuevo.

Hay un convencimiento de que todo está cambiando de sitio. Todo nos está diciendo: “prueba conmigo, no te defraudaré”. Igualmente, la realidad nos dice: “soy bonita, me mires por donde me mires”. Y nos confiesa: “Te conozco; sé lo que eres; detecto en qué momento te encuentras”. “Estate atento a lo que te quiero enseñar”.

  1. La posibilidad de encontrar a Dios donde quiera Ser y desde donde quiera manifestarse.

Antes, construíamos iglesias, imágenes para tener a Dios. El tamaño de Dios dependía de nosotros: cuanto más templos, cuantas más imágenes, más Dios. 

No hemos dado la talla a la que se nos llama. Nos tiene reservada una experiencia que rompe esquemas; una presencia que derrumba nuestros “tapaojos”; y un convencimiento que insiste: “como aquí, soy en todo”.

AVANZANDO

Lo que antes existía, lo que antes se hacía, lo que antes se mandaba, lo que antes se creía, etc… ha sido, fundamentalmente, producto nuestro. Nosotros necesitábamos su seguridad, y, por eso, afirmábamos que su origen era trascendente, divino, fruto de la autoridad y sus representantes. Porque si no, la estabilidad que necesitábamos se nos iba al traste.

Muchas cosas que antes nos “paraban” los pies, ya no tienen para nosotros peso, ni fuerza. En este aspecto, nos sentimos más libres. Pero, también, con menos resortes que nos ayuden a no caer en la tentación de “pasarnos”.

En este aspecto nos sentimos llamados, más que nunca, a una responsabilidad que nos pide organicemos un mundo distinto, de acuerdo a nuestras luces.

Ciertamente, los conocimientos, las técnicas, los adelantos, etc… son, cada vez, más incalculables. Para no dejarnos llevar por una vorágine que nos puede destruir a todos, es importante y urgente trabajar en el corazón del ser humano. Su interioridad. En este sentido, lo importante no tiene que ser si una cosa funciona, sino preguntarnos qué valores estamos promoviendo. Y desde dónde lo estamos haciendo.

En todo cuanto nos rodea percibimos dos dimensiones: una dimensión “relativa”, que surge del vivir desde nuestras necesidades; y otra dimensión “absoluta”, que es la que se revela en lo más profundo de la realidad. Eso a lo que se le llama “la realidad de la realidad”. El sentir esta dimensión absoluta de todo cuanto existe, lleva consigo, posiblemente,  una experiencia mística.

Para acercarnos, cada vez más, a todo lo que estamos señalando, tenemos que reconocer la existencia de un camino que supone pasar de un proyecto de vida basado en la egocentración, a otro centrado en si silenciamiento de esa egocentración.

La verdadera fidelidad al Camino no es la sumisión y la repetición, sino la renovación por la recreación. 

El interés (en el buen sentido) es la base de todo el proceso que conduce al reconocimiento de la dimensión absoluta de la realidad.

Sería bueno señalar que el interés debe conducirnos a una “indagación”. Toda indagación es interés, pero no todo interés es indagación. El interés puede ejercitarse sometido; la indagación ha de ser libre.

Es difícil diferenciar el interés de la actitud indagadora y del amor. Porque interés es volcarse con mente y corazón a algo o a alguien.

Este volcarse completo a algo o a alguien es siempre de mente y corazón. Difícilmente puede volcarse todo el interés de la mente a algo, si no está implicado, de alguna manera, el corazón; e igualmente, difícilmente puede volcarse la atención completa del corazón a algo o a alguien, sin el completo interés de la mente en ello.

A este interés le llamaremos “indagación”. Cuando haya una invitación a profundizar en aquello a lo que apunta el interés; una profundización del volcarse de mente y corazón a la que no se le ve límite.

José Cruz Igartua

1 comentario

  1. José Antonio Platero San José

    Efectivamente, mientras estemos en » lo de siempre » ,
    continuaremos en la egocentración y la talla corta .
    La actitud amable con nosotros y el silenciamiento genuino,
    van disponiendo nuestra atención y comprensión.
    » El pan nuestro de cada día » , que vaya siendo la
    Renovación nuestra de cada día ; como el sol,
    que cada día sale y nos alumbra .

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