EMPEZAR: ¡ES POSIBLE!

Con la que nos ha venido encima, y, aún, no sabemos cuánto
más, y hasta cuándo más, hay una visión bastante generalizada
de que no se debería tratar de “re-componer”, con lo que nos ha
quedado, algo parecido a lo de “antes”, sino que es importante
construir una realidad, de verdad, “nueva”. De no ser así, se
piensa, habríamos fracasado, sería una señal clara de que no
hemos aprendido “de la media la mitad”, estaríamos cavando
nuestra propia destrucción. Se habría perdido una gran
oportunidad.

Por medio de estas líneas, quisiera destacar que el reto al que
nos enfrentamos, es posible llevarlo a cabo. Lo verdaderamente
terrible sería que nos encontrásemos ante un futuro
inalcanzable, ante un mañana superior a nuestras capacidades.
Sería desmoralizador al máximo.

Es verdad que no sólo estamos ante una destrucción global. Sino
ante una metamorfosis que abarca todas, absolutamente, todas
las dimensiones de lo creado. Y, como dicen los entendidos
(Mariá Corbí, por ejemplo), hoy la humanidad se encuentra ante
la mayor crisis que se ha dado a lo largo de nuestra historia. Para
poder entenderlo, y basándonos en datos fidedignos, podemos
afirmar que estamos ante la necesidad de “dar la vuelta al
calcetín”. Me acuerdo, recién empezada mi trayectoria Zen, el
profesor nos decía que en este Proceso teníamos que “caminar
con la cabeza, y pensar con los pies”. “Lo más difícil todavía”,
como se afirma en el mundo circense.

Pues, para algo tan así, contamos con todos los medios
necesarios.

Simplemente, voy a plasmar algunas pinceladas con las que nos
sentiremos de acuerdo, para abrir nuestras mentes a un futuro,
sólo apto para “artistas”. Es el momento de los “genios”, de los
“soñadores”.

El orden de esas pinceladas no reflejan ningún tipo de categoría
entre ellas. Estamos ante un lienzo blanco, y contamos con
algunos pinceles de colores distintos. Y de manera espontánea
damos color al cuadro.

Va el primer brochazo. Posiblemente estamos en un momento
elevado de conocimientos científico-técnicos. Sabemos más que
nunca, y en esa misma dirección va nuestro poder creativo y de
innovación. Podemos decir que nuestra “biblioteca” está sobrada
de conocimientos de todo y de recursos para casi todo.
La globalización, segundo brochazo, por ejemplo, (la
materialización de la misma) es una realidad. Estamos
interrelacionados e interconectados. Bien es cierto que la
atmósfera que ha cubierto esta dimensión ha sido la de “hacer
para ganar”, por encima de todo. No obstante, podemos pensar
que los “cauces” que posibilitan la relación están ahí. Se trata de
llenarlos, revitalizarlos con un espíritu solidario.

Estamos llegando, otro brochazo, cada vez de manera más
generalizada, a “ver” la materia en su “verdadera” profundidad.
No sólo gracias a la física cuántica, sino también al
desvelamiento místico de cuanto “ES” en ella. Como dicen los
estudiosos, estamos abriéndonos a la “realidad de la realidad”. A
la dimensión “absoluta” que es en todo, en sus múltiples formas.
El ahondamiento en todo cuanto percibimos, nos acerca a la
trascendencia, como “fondo”, en la que “vivimos, nos movemos
y existimos”. No hay que ir ni mirar a ningún lugar determinado.

Todo es presencia del Absoluto. Y decir, para ahuyentar todo
atisbo panteísta: que “Dios no es la suma de las partes. Es más
que las partes”. Con esa Sabiduría de inspiración y luz podemos
también, contar.

También, brocha al canto, como consecuencia de todo lo que
estamos afirmando, tenemos una visión del ser humano, de su
interioridad, sus mecanismos, sus puntos “flacos”, sus “rocas de
oxigenación”, de su “imagen y semejanza” más amplia y
completa. Y hoy, de una manera especial, somos conscientes de
la importancia del desarrollo, en la persona, de la “cualidad
humana profunda” como elemento clave para un cielo y una
tierra nuevos. Ahí, encontraremos la Verdad de todo y para todo.
De ahí que en esta última etapa, vamos observando una
efervescencia por doquier de movimientos de espiritualidad,
acciones que nos orientan hacia nuestra profundidad, distintos
tipos de meditación etc…

Podemos servirnos de una espiritualidad con “los ojos abiertos”,
con “los pies en la tierra”, con “un anhelo de indagación
profunda libre” que nos aproxima a un “acertar” con la respuesta
que se nos pida. Y, si nos equivocamos, sentiremos la llamada de
que, en honor a la verdad, hay que ensayar nuevas posibilidades.
Porque si acertásemos siempre, dejaríamos de ser humanos.
Solamente, unas pinceladas. Espero que nos ayuden a intuir que,
el nuevo futuro, merece la pena y está en nuestras manos. Y de
que todo, o la mayor parte, va a depender de nuestro propio
camino interior. Como se gritaba el siglo pasado, el año 1968 en
Francia: “imaginación al poder”. Y hace dos mil años, más o
menos, afirmaba el gran Maestro de Nazaret: “hay que nacer de
nuevo”.

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