XI ENCUENTRO CON JESÚS MAESTRO INTERIOR

ORAR AL PADRE EN LO SECRETO Y SIN MUCHAS PALABRAS


INTRODUCCIÓN

Una vez más, comunicaros que, acercándonos a cualquier texto del evangelio, uno no puede por menos que encontrarse con un generoso “regalo” o tesoro. Siempre nos topamos con mucho más, todavía.

Hoy nos encontramos con el tema de la oración. Debido al resurgir de la espiritualidad y al, cada vez más general, diálogo interreligioso, deciros que nos encontramos con unas ventajas interesantes para vivir la práctica de este ejercicio.

Por no alargarnos desde el principio, queremos ir al centro del planteamiento. Por qué es tan importante la oración en el camino interior.

Nuestro ambiente ha sido mayoritariamente cristiano hasta hace unos cuantos años. Hemos orado con frecuencia, en momentos diferentes y con fines distintos. Desde los cristianos de base, hasta los religiosos llamados activos y los considerados como contemplativos. En medio de tanta práctica orante, hoy tenemos que reconocer no pocos casos de creyentes con unas lagunas éticas escandalosas, con un desarrollo competitivo de su vida religiosa enferma, con unas motivaciones de crecimiento poco sólidas ni evangélicas.

Por otro lado, en diversos caminos interiores se ha valorado, como primerísimo aspecto del proceso, la práctica de la contemplación, la “sentada” en el zen, etc… Algo así como que la dimensión trascendente era clave. Y era la mejor señal del crecimiento que se estaba desarrollando. Era una garantía de calidad.

En síntesis: sí, por una parte, mucha práctica orante; pero por otra, no menos signos de inmadurez y egocentrismo. Y por otra, la oración sólo será auténtica, cuando lleve consigo una coherente conversión.

Por eso, sugería Jesús, el Maestro que nos ocupa, a Nicodemo: “Hay que nacer de nuevo”.


ENFOQUE DEL TEMA

Un punto de partida puede ser el hecho de que el ser humano, desde el principio, se nos manifiesta ambivalente: capaz de una cosa y de la contraria:

                   . ser criatura y ser como su creador. (Paraíso)

                   . ser hermano y asesino (Caín y Abel)

Por eso dice Jesús a Nicodemo: “hay que nacer de nuevo: nacer del agua y del Espíritu”.

El tema de la oración se puede tratar desde distintos puntos de vista. Nosotros estamos enfocando todo esto desde el aspecto de Jesucristo, Maestro interior.

Se trata de un proceso de crecimiento: la oración, un camino para nacer de nuevo. Es una propuesta para TODOS. “El cristiano del siglo XXI….” (Rahner). “La persona del siglo XXI… (Willigis Jäger).

El marco de la oración en nuestro caso es el “camino”. Orar es “caminar”: una trayectoria dinámica y crecimiento,

                    un proceso de transformación,

                    un nuevo nacimiento.

En nuestra educación religiosa, la oración la hemos vivido como una práctica: algo que se hace, y algo que se cumple. El ser fiel al cumplimiento, era el ideal. Era eso lo que se valoraba. Apenas se pensaba que, cada vez que nos poníamos en oración, veníamos con dos direcciones incorporadas: “hacia Dios” y “hacia lo nuestro”.

Estar en dirección “hacia Dios”, nos ayudaba a salir de nosotros mismos y centrarnos en Él y en lo suyo. El auténticamente importante es Dios y lo suyo.

La dirección de “hacia lo nuestro”, nos ata a lo mío. No me saca de mí. Me apega  a lo mío. Me pone a dar vueltas alrededor de lo mío.

Y lo peor de todo, pensamos que como estamos en oración, estamos en lo perfecto, aun siendo narcisistas.

Dos casos para entenderlo mejor. Unos religiosos que, cuando se instalan en un convento, tienen que poner signos piadosos por todas partes, para dar a conocer (dicen ellos) lo que son. “Lo buenos que son”. Unas monjas tienen, al día, varios momentos de oración. Hay una hermana que para esos momentos, está siempre en la iglesia media hora antes. Podía rezar en su habitación, sin producir ningún gasto de luz, calefacción, etc… Pero lo hace por motivar a las demás, por dar ejemplo. Cuando, en el fondo, es para “ganar puntos” y “fama de piadosa”.

Hay que tener mucho cuidado con las jugadas del pequeño yo. Porque no sólo se le ve en lo malo, sino también se esconde en lo bueno, lo santo, lo perfecto.

En la oración como CAMINO hay que trabajar las ACTITUDES:

Lo importante no es LO QUE se hace,

                           ni CUÁNTAS VECES se hace,

                           sino CÓMO se hace.


LECTURA DEL EVANGELIO : Mt 6,5-8

ACTITUDES A DESARROLLAR:

Actitudes al uso

Hipócritas                                                

Bien plantados para ser vistos   

Actitudes a potenciar

Entra en tu aposento

Cierra la puerta

Ora a tu Padre que está en lo secreto.

No habléis mucho

Por su palabrería van a ser

Escuchados

El Padre sabe lo que necesitáis
antes de pedírselo.


“Por sus frutos los conoceréis”. “El árbol bueno da frutos buenos, el malo…”

José Cruz Igartua

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *